Enfoque narrativo de investigación cualitativa

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Por: Ana María Angarita Hurtado
Si usted tiene la intención de estudiar una historia de vida, un acontecimiento o una secuencia de eventos, el enfoque narrativo puede resultar muy útil. Se trata de un diseño dentro de la metodología cualitativa que implica recopilar vivencias relatadas por los participantes para crear una narrativa general, entretejiendo las historias individuales en un contexto social, geográfico e histórico determinado. De esta manera, se busca comprender una sucesión de hechos, considerando interacciones, pensamientos y sentimientos expresados por los propios sujetos, para describir ampliamente un evento (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018).

Este tipo de diseño requiere ciertas consideraciones clave para su adecuada implementación. Es importante tener en cuenta que las narrativas deben incluir una cronología de hechos, el contexto se define según el planteamiento del problema, se debe tomar en cuenta la historia de cada participante, se construye con las experiencias expresadas en el propio lenguaje de los participantes y es importante contar con varias fuentes de datos (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018).
En este sentido, la recolección de datos no se limita a un único tipo de fuente, sino que implica integrar diversas estrategias que aporten perspectivas complementarias. Respecto a esto, los datos pueden obtenerse a través de diferentes técnicas: entrevistas —generalmente semiestructuradas—, mediante la autorreferencia del participante — en cuyo caso se trataría de autobiografías— o a partir de información de otras personas, es decir, biografías. Además, pueden revisarse documentos para constatar los hechos y los contextos, así como explorar en materiales personales, como diarios o cartas (Soto, 2013). También pueden usarse otras fuentes, como artículos de prensa, imágenes, audios, videos, etc. (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018).

La variedad en las fuentes se vincula con la diversidad de enfoques posibles en la construcción narrativa. Así, las narrativas pueden tratarse de: a) historias de vida de personas o grupos —por ejemplo, la biografía de un líder social o de una banda musical—; b) épocas o acontecimientos específicos en la vida de un sujeto o grupo — como la evolución del Alzheimer en un paciente—; o c) experiencias de varios sujetos en torno al planteamiento del problema— por ejemplo, la vivencia del divorcio en un grupo de hombres—.
Procedimiento de un estudio narrativo
De acuerdo con Hernández-Sampieri y Mendoza (2018), un estudio narrativo supone la siguiente serie de pasos:
- Establecer un planteamiento coherente con los objetivos del enfoque narrativo.
- Elegir el contexto y los participantes, de acuerdo con el planteamiento del estudio.
- Revisar el espacio físico en donde ocurrieron las experiencias de los participantes y buscar antecedentes históricos relevantes.
- Recolectar datos a través de entrevistas, grupos focales, observación y revisión de diferentes fuentes.
- Transcribir las narrativas y transformar la evidencia documental y audiovisual en datos analizables.
- Explorar el significado de las experiencias recolectadas y construir una primera narración general cruzando fuentes y considerando todas las perspectivas de los participantes.
- Interpretar cada narración, identificando el tipo de historia, su secuencia temporal y los temas potenciales.
- Analizar comparativamente las narrativas de los participantes y del investigador, para detectar patrones, establecer la cronología y el contexto de los eventos.
- Escribir una narrativa general en la que se ensamblen cronológicamente los temas comunes.
- Elaborar el reporte del estudio, integrando las narraciones individuales de los participantes, la narrativa general, los temas emergentes y las hipótesis.
- Revisar el reporte con los participantes y con otros investigadores o expertos, para posteriormente elaborar la versión final.
Esquemas narrativos
Ampliando el punto sobre la integración de todos los datos y las narrativas de varios sujetos en una única narración general, es posible guiarse por alguno de los esquemas narrativos propuestos por Creswell (2013), como se citó en Hernández-Sampieri y Mendoza (2018). Estos esquemas orientan la forma en que puede organizarse, presentarse e interpretarse el conjunto de datos recopilados.
Estructura problema-solución
En este esquema, la secuencia narrativa incluye: a) el contexto espacio-temporal de la historia, b) la caracterización de los participantes, c) las acciones de estos, incluyendo sus pensamientos y conductas, d) el problema, es decir el fenómeno central o las preguntas a responder, y e) la resolución al problema o las explicaciones.

Esquema: Estructura problema-solución
Estructura tridimensional
En este esquema se toman en cuenta tres dimensiones narrativas: 1) la situación, que incluye el ambiente físico, social y la percepción de la situación; 2) la continuidad entre pasado, presente y futuro; y 3) las interacciones de los participantes con otros y con sus propias emociones, expectativas, valores, etc.

Esquema: Estructura tridimensional
Nota: Elaboración propia
En síntesis, el enfoque narrativo permite al investigador contextualizar espacio-temporalmente las experiencias de los participantes y reconstruir las historias individuales, identificando categorías y temas que, finalmente, se entretejen para construir una narrativa general (Hernández-Sampieri y Mendoza 2018). Por su amplitud, flexibilidad y alcance, este enfoque se utiliza en diversos campos para explorar una enorme variedad de temas, que van desde pobreza, enfermedades, crímenes, hasta programas educativos o el éxito de compañías.
Referencias
Hernández-Sampieri, R. y Mendoza, T. C. P. (2018). Metodología de la investigación: las rutas cuantitativa, cualitativa y mixta. McGraw Hill.
Soto, J. (2013). Diseños Narrativos. Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
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