La Etnografía

La Etnografía

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Por: Sofia Betancur Bermúdez

La etnografía es un método de investigación cualitativa encargada de estudiar, describir e interpretar la forma en la que vive un grupo específico, como una familia, una empresa, una cárcel o personas que comparten situaciones y formas de vida similares, como miembros de grupos de apoyo para alcohólicos, comunidades LGBT+, asociaciones religiosas, y demás. Como resalta Creswell, en los estudios etnográficos “los investigadores estudian los significados del comportamiento, lenguaje e interacciones de grupos que comparten una cultura” (1998, como se citó en Rodríguez, 2011, p.5).

Para llevar a cabo un trabajo etnográfico, es necesario realizar una observación extensa y continua del grupo objetivo, usualmente incluyendo observaciones participativas, que permitan al investigador integrarse en la cotidianidad del grupo. Además, se suelen realizar entrevistas individuales que aportan otras perspectivas. A partir de todo este proceso investigativo, se realiza un escrito etnográfico en el que se describen los patrones, las costumbres y las formas de vida del grupo (Rodríguez et al, 2011).

Desde la etnografía, se concibe que las tradiciones, los valores y las reglas del ambiente en el que se desarrollan los individuos se internalizan paulatinamente, dando lugar a explicaciones de la conducta tanto individual como grupal, ya que los miembros del grupo comparten una lógica y un razonamiento que se manifiesta en su forma de vivir. Por tanto, el objetivo principal del proceso etnográfico es crear una imagen realista y fiel de la población objetivo, para contribuir en la comprensión a mayor escala de los grupos poblacionales que comparten características similares (Rodríguez et al., 2011).

Entre las características más relevantes del diseño etnográfico, se resalta la importancia del contexto en el que se recolecta la información, ya que ello permite generar una interpretación y comprensión adecuada de sus significados, y su carácter reflexivo, lo cual implica que el investigador no sólo es parte del mundo que estudia, sino que a la vez se ve influenciado por él. Cabe resaltar que los resultados de este proceso no son sólo descriptivos, sino que buscan generar explicaciones teóricas válidas. Esto se logra a través de la interconexión de la visión “emic”, que comprende los sucesos y sus significados desde la perspectiva de los participantes, y la visión “etic”, que establece el marco teórico considerando tanto las abstracciones del investigador como las explicaciones científicas previas (Boyle, 2003).

Además, se destaca la flexibilidad para seleccionar y ajustar el objetivo de la investigación a medida que el investigador establece contacto con la comunidad y profundiza en el conocimiento de sus características. Esto la convierte en una metodología flexible, abierta y en constante interacción con el entorno natural de estudio, por lo que no cuenta con un único diseño o pasos determinados a seguir, sino que estos emergen con el transcurso de la investigación. En esta medida, dado que depende de una realidad cambiante y diversa, se trata de un proceso que no tiene un final determinado, sino que está en constante flujo y evolución por la nueva información que se acumula y se transforma. En coherencia con esta flexibilidad metodológica, la forma en la que se analizan los datos varía según el enfoque, las aptitudes y las preferencias del etnógrafo, con el fin de agrupar la información según modelos, categorías y relaciones significativas (Rodríguez et al., 2011). 

En relación con las diversas formas de abordar la etnografía, es útil considerar las distintas escuelas de pensamiento que proponen enfoques variados para la comprensión y la práctica etnográfica. Según los planteamientos de Muecke (2003), se pueden identificar cuatro corrientes principales que conceptualizan la etnografía de manera diferente:        

  1. Etnografía clásica: Busca hacer descripciones claras, simples y universales de las perspectivas de la población objetivo, con el fin de generar comprensiones profundas. El investigador permanece por un tiempo prolongado con la comunidad para observar, documentar, hacer entrevistas y participar directamente en algunas de sus actividades cotidianas.
  2. Etnografía sistemática: Busca comprender la estructura de la cultura más que describir la interacción entre sus miembros. Expone el punto de vista de los participantes para conocer su forma de razonar, teniendo en cuenta que esta influye en el comportamiento del grupo. Se basa en análisis sistemáticos y rigurosos, por lo cual se requieren habilidades en manejo de base de datos y la recolección formal de datos.
  3. Etnografía interpretativa: Busca descubrir los significados que subyacen en la interacción social. Este enfoque genera descripciones robustas y detalladas del comportamiento, y expone conclusiones explicativas, lo que denota la función analítica de la etnografía.
  4. Etnografía crítica: Concibe a la etnografía como un proceso exclusivamente interpretativo, en el cual cada etnógrafo genera una comprensión y un relato único de entre las múltiples posibles lecturas del grupo objetivo. Por ende, la etnografía se considera subjetiva, ya que refleja los valores y posiciones del investigador.

En cuanto a sus campos de aplicación, la etnografía ha mostrado ser especialmente útil en contextos comunitarios, familiares y educativos. Este último es uno de los más relevantes actualmente, ya que permite descubrir la complejidad y diversidad de los fenómenos educativos, proporcionando a los profesionales de la educación una comprensión profunda de los mismos que posibilita la formulación de reformas, innovaciones y toma de decisiones orientadas a fortalecer el sistema educativo (Paz, 2003).

Los estudios etnográficos en el ámbito educativo abarcan tanto la exploración de la escuela como medio de transmisión cultural, así como la exploración de la cultura dentro de las aulas. Estas se conciben como espacios de socialización entre los alumnos en los que convergen diversidad de razas, géneros, etnias y culturas, lo que hace fundamental comprender estos fenómenos para el adecuado ejercicio pedagógico (Paz, 2003).

            En definitiva, la etnografía es una herramienta versátil a la hora de realizar investigaciones cualitativas, ya que permite una profunda comprensión del fenómeno estudiado, así como una alta flexibilidad metodológica. Asimismo, resulta de utilidad cuando el objetivo de la investigación se enfoca en comprender a profundidad la forma de vida de un grupo cuyos miembros tienen diferentes características en común, ya sean físicas, económicas, culturales o ideológicas.

REFERENCIAS

Boyle, J. S. (2003). Estilos de etnografía. En J.M Morse (Ed.), Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa (pp. 185-215). Editorial Universidad de Antioquia.

Muecke, M. A. (2003). Sobre la evaluación de las etnografías. En J.M Morse (Ed.), Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa (pp. 218-243).  Editorial Universidad de Antioquia.

Paz, M. (2003). Investigación cualitativa en educación. Fundamentos y tradiciones. Mcgraw Hill. México DF.

Rodríguez, V. G., Vera, G., & Vargas, A. M. (2011). Etnografía: una mirada desde corpus teórico de la investigación cualitativa. Omnia, 17(2), 26-39.

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