Sistematización de experiencias
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Por: Laura Violetha Mora Estrella
Como estudiantes constantemente estamos participando en prácticas, intervenciones, estudios de fenómenos específicos o proyectos, por dar unos cuantos ejemplos, que dieron resultados a un campo de nuestro interés y que nos gustaría que más personas se enteraran de lo que encontramos. Adicionalmente nos gustaría, no solo que se enteraran de los resultados, sino que pudieran conocer el paso a paso de los hallazgos de una forma más contextual, estructurada, generalmente para ello se utiliza una sistematización de experiencias.
Como lo define Jara (2018) en la sistematización de experiencias se tiene en cuenta:“procesos históricos y complejos en los que intervienen diferentes actores y que se llevan a cabo en un contexto económico, social y cultural determinado, y en situaciones organizativas o institucionales particulares” (pp 52).
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La sistematización de experiencias es útil tanto para quienes la escriben como para quienes la leen, puesto que primero permite reflexionar acerca de lo ocurrido, identificando patrones o tendencias que aumentan la comprensión del área en el que se desarrolló la experiencia; segundo: al compartir lo ocurrido se genera conocimiento colectivo desde las interpretaciones de quienes vivieron la experiencia, promoviendo que cuando otra personas conozcan lo ocurrido, partan de allí en próximas investigaciones y continúen aportando al conocimiento general, y tercero, al reflexionar sobre lo ejecutado se puedan identificar errores y estrategias efectivas para el futuro en casos similares o igual al presentado.
Ahora bien, en el libro de Oscar Jara (2018) “La sistematización de experiencias: práctica y teoría para otros mundos posibles”, se plantean algunas preguntas acerca de cómo hacer una sistematización de experiencias como: ¿sobre qué se trata la sistematización de experiencias? ¿Quién debe hacerlo, alguien externo o alguien que participó de la misma? ¿Qué sistematizar, toda la experiencia, el éxito o los errores? ¿Cuándo hacerlo, al final o durante el proceso? ¿Para qué hacerlo? ¿Para dejar constancia de lo realizado, para que otras personas puedan aprender o para generar nuevos conocimientos? ¿Hay algún tipo de procedimiento establecido para hacer una sistematización?
Para responder un poco a lo anterior voy a continuar utilizando los planteamientos de Oscar Hara, quien en su libro nos plantea el “método en cinco tiempos” para sistematizar una experiencia, los cuales son:
Para el primer tiempo “Punto de partida: la experiencia” el autor nos habla de que no necesariamente debemos esperar a que la experiencia haya terminado, tanto porque es difícil definir la culminación de una experiencia como porque la sistematización puede nutrir el desarrollo de la misma, por ende, la sistematización puede plantearse desde antes de su culminación y durante cualquier momento, lo importante será no empezar antes de que la experiencia si quiera empiece, así como que quien la desarrolle no sea un externo a la experiencia y que esta sistematización se apoye en los registros que se han hecho de la misma.
Para el tiempo “Formular un plan de sistematización” se plantean las cinco preguntas ya expuestas en la figura 1. Con el fin de establecer el objetivo, precisar el o los ejes sobres los cuales se va a trabajar, el espacio y el procedimiento con los tiempos de desarrollo, los aspectos centrales de la experiencia que nos interesan más y finalmente precisar las fuentes de información que se va a tener o que podrían llegar a tenerse.
En el tiempo ”Recuperación del proceso vivido”, se realiza un ejercicio narrativo y descriptivo para poder obtener la sistematización como tal de la experiencia, en este momento no se debe realizar ningún análisis sí no sólo remitirse a ser lo más descriptivos posibles utilizando la información registrada, en este tiempo se proponen al menos dos tareas: reconstruir la historia de la experiencia, por medio de una matriz cronológica o narraciones, y la segunda es ordenar y clasificar la información, basándose en la precisión de los ejes de sistematización establecidos anteriormente y realizando una guía de ordenamiento de aspectos, cabe resaltar que estas dos tareas pueden realizar al mismo tiempo o en diferentes momentos.
En cuanto al tiempo de “Reflexiones de fondo”, en donde se realiza un proceso de análisis y síntesis para construir interpretaciones desde lo vivido y desde la experiencia, requiere un proceso de abstracción y conceptualización importante, se propone la pregunta clave de “¿Por qué pasó lo que pasó y no pasaron otras cosas? Para ello inicialmente se pueden analizar por separado los componentes de la experiencia y dependiendo de esos hallazgos, se irán generando preguntas de profundización y conclusiones acerca de los fenómenos y la experiencia en su totalidad. Finalmente el objetivo es llegar a una interpretación crítica, en donde las conceptualizaciones que se generen deben dar la posibilidad de explicar la experiencia y construir su sentido y significado, allí puede utilizarse la ayuda de instrumentos como la guía de preguntas críticas.
Para el último tiempo “Puntos de llegada”, se expresan conclusiones y aprendizajes con el fin de transformar la práctica, lo cual debe ir más allá de los aprendizajes personales del investigador. En cuanto a las conclusiones, se deben formular conclusiones teóricas y prácticas, en donde se expresan afirmaciones, respuestas y recomendaciones finales. En cuanto a la comunicación de aprendizajes, se debe buscar una estrategia comunicativa que vaya más allá del reporte final, por ejemplo, un informe de síntesis, una carpeta electrónica, videos, foros de debate, radio dramas, etc.
Queda claro que compartir conocimiento y reflexionar sobre nuestras experiencias es fundamental para el crecimiento colectivo. La sistematización no solo ayuda a comprender lo ocurrido, sino que también permite identificar patrones y tendencias que enriquecen el entendimiento de un área o práctica específica.
Además, a través del método en cinco tiempos propuesto por Oscar Jara, se evidencia la importancia de no limitarse a narrar la experiencia, sino de llevar a cabo un proceso metódico que involucra la reflexión profunda, el análisis crítico y la formulación de conclusiones prácticas y teóricas. Es crucial entender que la sistematización no debe esperar a que una experiencia haya finalizado, de hecho, puede nutrir y contribuir al desarrollo de la misma, así como también es importante que quien realice esta sistematización esté involucrado en la experiencia y se apoye en los registros obtenidos.
Finalmente, las conclusiones y aprendizajes obtenidos a través de la sistematización deben tener un propósito más allá del registro de los hechos, estos deben aportar al ámbito teórico como al ámbito práctico, generando recomendaciones y propuestas con el potencial de transformar la práctica y contribuir al conocimiento general.
En conclusión, la sistematización de experiencias es un proceso que va más allá de la simple narración, se trata de un proceso reflexivo, analítico y estructurado que busca generar aprendizajes valiosos y contribuir al avance colectivo en cualquier campo de interés.
Referencias
Jara, O. (2018). La sistematización de experiencias: práctica y teoría para otros mundos posibles. Bogotá: Cinde.
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