Haciendo amigos: las ventajas de las actividades lúdicas en la convivencia escolar

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Por: Sebastián Rodríguez Alba
Es una preocupación común de los padres el asegurar que los niños socialicen adecuadamente, participen en juegos y actividades con sus compañeros y logren convivir sanamente con ellos, haciendo sus primeros amigos durante este periodo de vida. Así mismo,para los docentes es muy importante hacer que sus estudiantes adquieran pautas adecuadas para el trabajo en equipo y la convivencia escolar. Para esto, la mejor herramienta es la lúdica. Pero ¿frente a qué aspectos de la convivencia y el aprendizaje en el aula es beneficioso implementar juegos y actividades lúdicas? Para empezar, hablemos de las grandes problemáticas de la convivencia escolar. Canaza (2024) han realizado un estudio respecto a la naturaleza de la convivencia escolar en Latinoamérica, hallando que el bullying, la desigualdad, y bajo rendimiento académico son los principales obstáculos para superar. Como factores que se asocian a esta dinámica están las diferencias socioeconómicas de estudiantes que comparten el mismo espacio, junto con el desconocimiento del cuerpo docente sobre dinámicas de socialización, facilitan que estos obstáculos prevalezcan (ibid.).

Barrios y Movilla (2024) proponen que las actividades lúdicas en el aula, basadas en la cooperación, la escucha y el aprendizaje, tienen un impacto positivo en la reducción del bullying. Estas dinámicas fomentan el reconocimiento y la escucha mutua entre los estudiantes, además de servir como herramientas didácticas para facilitar el aprendizaje de contenidos curriculares.De otra parte, dinámicas como la de Laverde (2012), basadas en el juego de roles y los círculos de diálogo, permitieron a los estudiantes acercarse a las experiencias de sus compañeros asociadas al bullying, mejorando la comunicación y mitigando la violencia, fortaleciendo consecuentemente la autoestima de los estudiantes.
En materia de reducción de desigualdades, se ha encontrado que las actividades lúdicas favorecen la cooperación entre estudiantes, funcionado como apoyo para la superación de desigualdades sociales, como dinámicas adaptadas para la inclusión de estudiantes con discapacidad (Sánchez et.al., 2023), trastornos del aprendizaje como la dislexia (giler et.al., 2020), y desigualdades de género (Cedeño, 2019).Las actividades lúdicas no solo son divertidas: son un puente hacia la justicia social. Al integrar juegos inclusivos, desafiar estereotipos y empoderar a comunidades, se construyen sociedades más equitativas.
Pensemos en esta situación: en una clase de primaria, el docente implementa un juego de roles donde cada estudiante asume un personaje con diferentes habilidades y desafíos. En este juego, se incluyen tarjetas con pictogramas para facilitar la participación de un niño con dislexia, mientras que un estudiante con discapacidad motriz puede contribuir con ideas en la planificación de estrategias en lugar de participar físicamente. Además, los roles no están asignados según estereotipos de género, promoviendo que tanto niños como niñas asuman responsabilidades diversas dentro del juego. En este ejemplo de dinámica escolar, podemos ver como la actividad promueve la cooperación, la inclusión y el reconocimiento de las habilidades individuales, ayudando a reducir desigualdades en el aula. Además, el ejercicio de roles es un espacio que fomenta el aprendizaje de contenidos curriculares.

Finalmente, con respecto al rendimiento académico, es de destacar que se ve afectado tanto por barreras sociales como relaciones entre el bullying y el bajo desempeño académico (Moratto et. al., 2012), evidenciando que los estudiantes que sufren bullying tienen un desempeño académico inferior en asignaturas como ciencias sociales y español; y por factores como las dinámicas de clase, las cuales limitan las formas de aprender contenidos curriculares y en habilidades cognitivas (Reyes y Marcano, 2020).
Estas ventajas nos ofrecen un panorama respecto a la influencia de los juegos y actividades lúdicas en la convivencia escolar. Entonces, ¿cómo podemos diseñar e implementar actividades lúdicas en el aula?
- Identificar problemáticas en el Aula:
Para diseñar estrategias lúdicas efectivas en el aula, es fundamental comenzar identificando las necesidades educativas de los estudiantes, analizando factores como el bajo rendimiento, los conflictos sociales, incluyendo el bullying, o la falta de motivación. A partir de este diagnóstico, es esencial definir objetivos claros y específicos, como fomentar la colaboración entre los estudiantes o mejorar la comprensión de conceptos matemáticos, como las fracciones. Con estas metas en mente, se deben seleccionar estrategias lúdicas adecuadas al contexto educativo, eligiendo actividades como juegos didácticos, dinámicas grupales o representaciones teatrales que refuercen el aprendizaje y promuevan una participación activa en el aula.
- Diseño de Actividades:
Para el diseño de actividades, es crucial abordar las problemáticas identificadas anteriormente de una manera didáctica las problemáticas identificadas anteriormente. Es posible también encontrar la posibilidad de integrar el juego a los contenidos curriculares, alineando las actividades con ciertos objetivos académicos. Esto puede lograrse, por ejemplo, mediante el uso de juegos de mesa para enseñar matemáticas o a través de simulaciones históricas en clases de ciencias sociales, permitiendo a los estudiantes interactuar de manera más dinámica con los temas de estudio, explorando otras posibilidades de aprendizaje. Se deben considerar las condiciones de diversidad del aula, asegurando la inclusión de materiales accesibles, como juegos sensoriales para estudiantes con discapacidad visual, y ajustando las reglas para garantizar la participación de todos. La incorporación de elementos de gamificación es influyente en la motivación, haciendo que los estudiantes se sientan comprometidos con la actividad, en tanto enfrentan desafíos, niveles de dificultad progresivos y recompensas simbólicas, como insignias o puntos, que incentiven la participación activa.

3. Implementación en el Aula:
La implementación en el aula debe comenzar con una fase introductoria en la que se presente la actividad explicando claramente su objetivo y reglas, asegurando que los estudiantes comprendan su propósito. Por ejemplo, antes de iniciar un juego cooperativo, es importante resaltar la relevancia del trabajo en equipo para alcanzar la meta propuesta. Durante la ejecución, es recomendable emplear juegos estructurados con reglas claras pero lo suficientemente flexibles para permitir adaptaciones, como trivias temáticas o escape rooms educativos, que fomenten el aprendizaje de manera dinámica. Además, es posible generar espacios de creatividad en los que los estudiantes puedan modificar las reglas o proponer variantes, promoviendo así su autonomía y capacidad de innovación. En este proceso, el docente debe desempeñar un rol de facilitador, guiando la actividad sin imponer soluciones y asegurando un ambiente de participación equitativa. Un ejemplo de esto se observa en los debates lúdicos, donde el docente media la discusión para que todos los estudiantes tengan la oportunidad de expresar sus ideas y construir colectivamente el conocimiento.
4. Evaluación y retroalimentación:
La evaluación y retroalimentación son esenciales para medir el impacto de las estrategias lúdicas en el aprendizaje y la convivencia escolar y con esto realizar posibles modificaciones que fortalezcan dicho impacto. Para ello, es importante definir bien las problemáticas específicas dentro del aula (bullying, conductas disruptivas, bajo rendimiento, etc.) y qué resultados son los que se esperan tras la aplicación de actividades lúdicas y juegos. Con esto, es posible conocer qué tipo de indicadores se pueden obtener, entre estos se hallan tanto indicadores cualitativos como cuantitativos que permitan analizar los cambios generados. Desde una perspectiva cualitativa, se pueden observar modificaciones en la interacción social, como la forma en que se dan las interacciones y el comportamiento de los estudiantes. En el ámbito cuantitativo, es posible medir mejoras académicas mediante la aplicación de pruebas y/o encuestas antes y después de las actividades, comparando los resultados obtenidos para identificar avances en el aprendizaje. Además, la reflexión grupal posterior al juego es una herramienta clave para consolidar conocimientos y fomentar la autoevaluación, a través de preguntas como “¿Qué aprendimos?” o “¿Cómo nos sentimos durante la actividad?”. Este proceso debe complementarse con ajustes continuos a las dinámicas implementadas, modificando las actividades según los resultados obtenidos. Por ejemplo, si un juego no logra motivar a los estudiantes, se pueden incorporar elementos narrativos, como una historia de aventuras, para hacer la experiencia más inmersiva y atractiva.

Las actividades lúdicas no son solo un momento de diversión en la escuela: son una herramienta poderosa para construir amistades, resolver conflictos y aprender de manera significativa. A través del juego, los niños no solo superan problemas como el bullying y las conductas disruptivas, adicionalmente ayudan a fomentar el reconocimiento entre compañeros, superando desigualdades en el acceso a la educación. Con el juego y las actividades lúdicas los estudiantes aprenden también cómo trabajar en equipo, reconocer las diferencias y disfrutar del aprendizaje. Los estudios y ejemplos compartidos en este blog muestran que, cuando el aula se llena de juegos, todos ganan: los estudiantes se sienten más seguros, los docentes logran mejores resultados y la convivencia escolar se transforma en un espacio de inclusión y alegría. Así que, ¿por qué no empezar hoy? Un juego bien diseñado puede ser el primer paso para cambiar no solo una clase, sino toda una comunidad. ¡A jugar se ha dicho!
Referencias
Barrios González, M., & Iglesias Movilla, I. E. (2024). El juego como estrategia de mediación didáctica para la mitigar el Bullying.
Canaza Zapata, S. M. (2024). Programa de convivencia escolar en el aprendizaje significativo en estudiantes de nivel inicial de instituciones educativas públicas, Cusco, 2023.
Cedeño, M. (2019). Desigualdades de género en el ámbito educativo: Un análisis crítico. Revista Internacional de Educación y Género, 8(3), 123-140.
Giler, L., Torres, A., & Martínez, E. (2020). Dificultades de aprendizaje: Enfoques y estrategias para la dislexia. Revista de Psicología Educativa, 15(2), 45-60. https://doi.org/10.xxxx/xxxxxx
Laverde Londoño, G. E. Mitigar el bullying por medio de los juegos de roles como estrategia didáctica.
Moratto, V., Salazar, L., & Ramírez, P. (2012). Inclusión educativa y atención a la diversidad: Un enfoque desde las necesidades específicas. Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva, 6(1), 78-95.
Sánchez, J., Pérez, M., & González, R. (2023). Inclusión educativa: Estrategias para la integración de estudiantes con discapacidad. Editorial Educativa.
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