<strong>¿Cómo experimentar en educación?</strong>

¿Cómo experimentar en educación?

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Por: Edwin Ariel Galindo León

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Desde el siglo XIX se empezó a enseñar ciencia de manera sistemática, por lo que el laboratorio se ha vuelto un lugar importante en la educación. Así mismo, desde pequeños, hemos aprendido lo más básico de la experimentación: un conjunto de elementos que conforman el grupo experimental es sometido a una intervención con el fin de investigar el efecto o impacto en otra variable que se denomina dependiente. Por otro lado, un grupo control, que no está expuesto a la intervención, es observado al mismo tiempo. Al final, a través de distintas técnicas son medidos los cambios en la variable dependiente entre los dos grupos bajo el supuesto de que estas diferencias son producto de la intervención a la que fue sometido el grupo experimental

A medida que nos formamos en investigación y experimentación, vamos aprendiendo que la forma de experimentar en Ciencias Sociales y Humanas difiere en varios aspectos de las Ciencias Naturales. Basta con señalar que el ser humano resulta más complejo y variable que muchos de los fenómenos estudiados en estas últimas. A lo anterior, hay que sumar que en cada uno de los pasos señalados inicialmente, es necesario seguir otros pasos subsecuentes que resultan necesarios para tener un mayor control sobre las variables: desde la selección del grupo control y el grupo experimental (para una mayor profundización en temas de muestreo, (le puede interesar el recursos Un mundo sin muestreo) , la selección del diseño más adecuado (texto sugerido Investigación en educación: algunas consideraciones) hasta la forma en que se van a cuantificar y analizar los datos.

Tomemos el siguiente ejemplo, queremos saber si los estudiantes son más receptivos a una enseñanza basada en material visual o si el método tradicional es más efectivo. No bastaría con seleccionar un estudiante y meterlo en un laboratorio donde se le expondrá material visual con el fin de aprender, supongamos, sobre La Batalla de Boyacá; mientras que en otro laboratorio tenemos a otro estudiante en el que se le imparte una clase, digamos que, sobre el impacto de los sistemas de irrigación implementados en la antigua Mesopotamia en la agricultura y el sistema económico de esa época. Después de esto, no solo basta con hacer una medición de lo aprendido implementando, solo por suponer, un cuestionario de Falso y Verdadero al primer estudiante y una evaluación de selección múltiple con una única respuesta y cuatro opciones de respuesta. Y, por último, tampoco basta con deducir que el método de enseñanza (visual/tradicional) impartido al estudiante con mejor resultado en su respectiva evaluación es el mejor. Resultados así podrían llevar a que en la escuela se adopte este método y que, por ello, suceda un cambio de paradigma que permita dejar atrás el sistema de enseñanza tradicional.

El investigador hábil ya habrá detectado la cantidad de problemas derivados del experimento anterior, y habrá deducido la imposibilidad de generalizar los resultados obtenidos y resaltará lo utópico de mi sueño para cambiar el sistema tradicional con un experimento así. Yendo paso a paso, la selección de la muestra. Si bien el canon experimental nos indica esta debe ser de forma aleatoria, desde este punto ya debemos controlar distintas variables que puedan afectar los resultados y que estos deriven solo del método de enseñanza que vamos a impartir (imaginemos que, dentro del grupo experimental incluimos estudiantes de limitación visual ¿esto cómo impactaría nuestros resultados?). Por esto, es importante seleccionar para ambos grupos (experimental y de control) estudiantes con características similares de tal forma que se pueda mitigar el impacto de las características individuales en nuestros resultados.

Listo, ya tenemos nuestros grupos, pero tenemos otro inconveniente ¿es posible generalizar los resultados obtenidos en un laboratorio a un aula de clase? O, dicho de otro modo, ¿se puede esperar que los estudiantes se comporten de la misma forma en un ambiente controlado como lo es un laboratorio que en el aula de clases? Muy posiblemente no, y también será difícil obtener la autorización de los padres para ello. Esto implica que es necesario recrear el ambiente de la forma más natural posible, es decir, en el salón de clases. 

Por otro lado, queremos saber cuál método de enseñanza es “mejor”, más no qué materia o tema es más interesante o difícil de enseñar, por ello resulta necesario controlar esta variable de forma que no impacte sobre el interés o recurra a los conocimientos previos. Seguramente, en nuestro contexto, los niños han estado más expuestos a información acerca de La Batalla de Boyacá que sobre los sistemas de riego hace más de seis mil años (otra variable más por controlar). Aquí debemos tener en cuenta otra variable que no fue mencionada durante el ejemplo, y es la necesidad de contar con dos docentes que mantengan características similares a la hora de enseñar, de forma que sus diferencias individuales no impacten en los resultados.. 

En seguida, debemos considerar los instrumentos que utilizaremos para medir las variables y comparar los resultados. Si partimos de la idea que el mejor método de enseñanza es aquel que hará que los estudiantes consoliden de mejor forma sus conocimientos sobre el tema tratado, la cantidad de conocimientos que logren retener son el resultado a medir. Para esto debemos implementar y aplicar el mismo instrumento a ambos grupos. En nuestro ejemplo, suponiendo que el estudiante no adquirió los conocimientos necesarios para responder acertadamente cada pregunta, el formato del primer cuestionario (falso/verdadero) implica un cincuenta por ciento de probabilidad de acertar correctamente cada pregunta, pero en el segundo cuestionario (opción múltiple con única respuesta y cuatro opciones de respuesta) solo hay un veinticinco por ciento de probabilidad de acertar; es decir, el primer formato favorece más a los que no saben que el segundo. Por ello es importante utilizar un instrumento con la validez y confiabilidad adecuada que permita recolectar de forma más precisa los datos de interés.

Por último, pero no menos importante, el análisis de los datos también requiere control y la selección adecuada del método a utilizar. Es decir, hablar solo sobre los datos en bruto no será suficiente para llegar a conclusiones acerca del experimento y sus resultados. Para implementar los análisis adecuados, se deberá partir de la naturaleza misma de los datos (tipo de variable) y el comportamiento de estos (si cumplen o no con los supuestos de normalidad), y así saber qué estadísticos resultan más pertinentes a la hora de analizarlos para llegar a resultados que permitan conclusiones y discusiones acordes al objetivo de la investigación planteada.

Como se refleja en el ejemplo utilizado, la experimentación en educación no se apega a un cien por ciento a este tipo de  diseño, pero esto no implica que no deba hacerse un control adecuado de las variables sin dejar de lado la necesidad de conservar un ambiente lo más natural posible. Como alternativa al diseño experimental (cumpliendo a un 100% sus pasos) encontramos el diseño cuasiexperimental, el cual resulta más flexible y adecuado para conseguir resultados en áreas de las Ciencias Sociales y Humanas como lo es la educación.

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