La atención a través de la escolaridad
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Por: Diego FernandoTorres Sosa
Cuando hablamos sobre procesos psicológicos que están relacionados en la escolaridad de los niños y niñas, la atención, juega un papel fundamental para el desempeño de estos en los diferentes entornos que se presentan en el colegio, y es que si nos ponemos a pensar, la atención la podemos evidenciar en la propia aula, al escuchar activamente al profesor o compañeros; en el desarrollo de diferentes actividades escolares, en la interacción social, etc. Pero primero, entendamos sobre el concepto de la atención; la atención es la capacidad cognitiva de seleccionar información relevante en el entorno mientras se ignoran distracciones poco relevantes, y también, de mantener este enfoque durante una tarea prolongada a través del tiempo (Hobbiss & Lavie, 2023). Pero no podemos entender la atención como un fenómeno que actúa igual en todas nuestras actividades, si no que, varía dependiendo del objetivo que estemos buscando, por ejemplo, cuando estamos realizando dos actividades al mismo tiempo, tenemos la atención dividida, que es la capacidad de atender a dos tareas/estímulos provenientes del entorno ya las cuales se les brinda la misma importancia o por ejemplo, cuando estás en un espacio con mucha gente y estas en una conversación con un persona, usaremos la atención selectiva, que es la capacidad de entre un número de estímulos en el ambiente escoger uno de estos y enfocarse en este estimulo, entre otros tipos de atención (Londoño, 2009).
Pero nos puede surgir una pregunta y es “¿Porque es importante la atención? y ¿Qué papel juega está en la escolaridad de los niños?; la atención juega un papel fundamental en el proceso de aprendizaje que tiene los niños dado que es necesario la presencia de este para que puedan ocurrir procesos como la consolidación de la información, el mantenimiento de la información y la recuperación de la información (Bernabéu, 2017). La atención es la base fundamental sobre el cual se cimienta el aprendizaje, dado que este proceso junto con la percepción, de la entrada a la información y procesamiento de esta misma (Machado-Bagué et al., 2020), y el correcto funcionamiento de los procesos atencionales es el que permite una facilitación al aprendizaje del niño y por ende, a un mejor rendimiento escolar. Por ejemplo, uno de las actividades más cotidianas que realizan los niños en la escuela es la lectura, para la correcta comprensión de los textos que los niños leen, la atención es imprescindible para el proceso de construcción e interpretación que estos deben hacer, dado que no solo es el reconocimiento de las palabras, si no que se debe hacer una interpretación lógica de estos palabras para darle un sentido a lo que se lee, en la cual, la atención está presente en todo momento.
Pero, no en todo momento los niños pueden estar utilizando su capacidad atencional al máximo en un objeto/actividad en específico, habrá momentos donde estos se cansaran, se distraeran, mostraran desinterés, se sentirán curiosos ante otros objetos que hay en el entorno, tendrán sueño, etc., y estos dificultará que los niños puedan mantener la atención durante el tiempo en el que estén realizando dicha actividad, como también, en todo el transcurso del día la atención irá disminuyendo progresivamente debido al cansancio acumulado del día y al cumplimiento de tareas que exigieron un alto desgaste cognitivo. Dentro del aula también se encontrarán situaciones que afectan la atención de los niños, como lo plantea Cubero Venegas (2006) hay factores externos que pueden afectar la atención de los niños, como lo puede ser el ruido que hay, la interferencia de otros compañeros o la luminosidad del aula; como también, factores internos, como lo pueden ser la motivación que tiene el niño ante la tarea propuesta por el docente, el estado de ánimo, las expectativas que se tiene sobre la tarea, etc.
Con estos ejemplos mencionados podemos ver, que no es que los niños no quieran prestar atención, no quieran realizar algunas actividades, sino que hay factores que pueden estar presentes que estén afectando la atención y el desarrollo de las actividades, pero ¿Que podemos hacer para evitar que esto ocurra?, lo primero, es entender que es lo que está pasando en el niño para que pierda su atención, ya con esto podemos realizar algunas acciones; si son factores externos, modificar el entorno donde se encuentra el niño, eliminando distractores que están provocando la desatención del niño, dispositivos electrónicos o estímulos visuales que llamen la atención del niño y haga que se desconcentre; pero, sí son factores internos, podemos modificar la tarea que está haciendo, buscando que esta sea más interesante para el niño sin afectar el objetivo de la tarea, dividir la tarea en partes más pequeñas, lo que conlleva a que el niño vea un progreso constante y así pueda seguir realizando la actividad y manteniendo tanto la motivación como la atención a esta, y no está de más decir, que es necesario establecer periodos de descanso (Li et al., 2023) para que este pueda recuperar energía y seguir realizando las actividades, algunos autores recomiendan diez minutos de descanso cada hora u hora y media, correspondiendo a qué tan cansado vemos al niño (Ortiz, 2009).
Pero, no podemos pedirle a un niño de 6 años que preste atención el mismo tiempo que un niño de 12, y es que, la atención es un habilidad que se va desarrollando desde el nacimiento hasta la adolescencia, como sabemos, el cerebro se va desarrollando a través de los años y es que, esta capacidad que presenta el cerebro se ven más favorecidas en edad temprana, ya que presentan una mejor absorción de información del ambiente en el que está rodeado el niño (Delgado et al., 2022). Los niños, en sus primeros años prestan atención a estímulos llamativos, que tengan colores o sonidos que hagan que el enfoque de su atención se dirija hacia estos, por ejemplo, niños de tres años, ya son capaces de centrar su atención sobre objetos que tengas mismas características (color o forma), pero todavía su mecanismo inhibitorio no está desarrollado para poder enfocarse mucho tiempo en esta actividad (Reindl et al., 2022); a su vez, niños entre cuatro y seis años tendrán un mayor tiempo en el cual puedan prestar atención a un estímulo que niños más pequeños, y es que, a esta edad los niños mejoran su habilidad en lo referente a la atención selectiva, como también, a la flexibilidad atencional que estos tienen, es decir, les es más fácil ir cambiando de objeto en objeto (Reindl et al., 2022).
Después de esta edad, se empiezan a evidenciar mejoras rápidas en lo que involucra a la atención niños entre los siete a diez años, empiezan a desarrollar esta habilidad en la cual, la atención se vuelve mucho más selectiva y en donde pueden centrarse en varias tareas al mismo tiempo como a su vez, empiezan a tener periodos de atención mucho más largo que en edades anteriores (Li et al., 2023b) y se ve esta mejora gradual hasta los 12 años aproximadamente. Con esto, resulta interesante cómo a medida que se va desarrollando el niño, la capacidad atencional sigue siendo limitada en relación al contenido al que se le presta atención, dado que si no fuera así, estaríamos siempre sobreestimulados de información del ambiente, pero en lo que si observamos un cambio notable, es en la capacidad de mantener nuestra atención por un tiempo prolongado.
Como hemos visto, para que se desarrolle la atención en los niños a lo largo de los años, es crucial entender que hay muchos factores que intervienen en este para el óptimo desarrollo, si el entorno en el que creció el niño fue bastante enriquecedor o no, las diferentes experiencias que tuvo a través de sus primeros, como el entorno físico puede favorecer la atención, etc., pero a su vez, encontramos algunos casos donde este desarrollo puede verse afectado por trastornos neurológicos que afectan directamente la atención de los niños, el más conocido es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Está definido como un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por patrones persistentes de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere en el desarrollo o en el funcionamiento óptimo del niño (American Psychiatric Association, 2013), y algunos de los síntomas que podemos evidenciar son que los niños, con frecuencia fallan en prestar atención a los detalles o por descuido cometen errores, se les dificulta mantener la atención en tareas o actividades recreativas, no escucha cuando les hablan etc., cabe aclarar que estos síntomas deben presentarse por lo menos durante 6 meses y que estas conductas deben ser incompatibles con la edad que tiene el niño. Y es que, el TDAH está siendo uno de los trastornos más presentes en los niños a nivel mundial y en Colombia, este trastorno tiene una prevalencia entre el 15% y el 17% (Lizcano et al., 2019) en niños, por lo que, es algo de lo cual debemos estar atentos.
Con esto, se pueden prender nuestras alarmas y angustiarnos sobre si nuestro hijo/a tiene este trastorno; lo primero que debemos hacer es observar si estas conductas se están presentando en tiempo prolongado y con esto, no hacer nosotros mismos el diagnóstico dado que podemos equivocarnos al no conocer a profundidad sobre este aspecto, si no que, debemos dirigirnos donde el Psicólogo/a para que este pueda dar el diagnóstico. Y aunque el niño sea diagnosticado con TDAH, no significa que este nunca va a poder concentrarse o que siempre va a presentar conductas de hiperactividad, estos pensamientos son erróneos, y es que con diversas estrategias podemos ayudar a nuestros niños con la gestión del TDAH.
Pero ¿Qué podemos hacer para fortalecer la atención de nuestros niños? Existen incontables maneras en las que podemos ayudar a que el desarrollo de la atención de nuestros niños mejore, un ejemplo sería llevarlo donde el psicólogo en el cual, se le haga una evaluación para que este identifique las necesidad específica del niño como a su vez, este pueda realizar un diagnóstico y poder realizar un plan de intervención que permita el desarrollo óptimo de la atención. Pero aquí, te diremos algunos ejemplos que podemos realizar en diferentes espacios que propicien una ayuda a la atención del niño, dejando en claro que estas no reemplazan una intervención si el niño necesita:
- Actividades sensoriales: El utilizar nuestros sentidos para enfocarnos en una actividad ayuda a que únicamente nos enfoquemos en eso que estamos sintiendo y no en otras cosas, el utilizar nuestro tacto por ejemplo con plastilina ayuda a mantener la atención como también a estimular el sistema sensorial, utilizar nuestra visión por ejemplo mostrarle imágenes, objetos, paisajes, etc., y preguntarle al niño “¿Qué cosas viste?” o “¿Cuántas vacas viste en la imagen que te presente?” o también, usar nuestra audición colocando sonidos, canciones, etc., e irle preguntando sobre de qué trataba o si había animales, etc.
- Juegos de mesa: Muchos de los juegos de mesas tienen un componente atencional para que este se desarrolle de manera correcta, ajedrez, domino, parques, etc., todos estos juegos necesitan de una concentración activa por parte del niño para que se pueda desarrollar el juego ya su vez que se pueda llegar a ganar. Es importante el uso de estos juegos en la medida que permite al niño fortalecer su atención como también hacerlo de una forma más entretenida y divertida y en la cual este no se cansara/aburriría demasiado rápido.
- Actividad física: Como mencionamos anteriormente los niños presentan un alto nivel de plasticidad cerebral por lo que los deportes promueven rápidamente aspectos cognitivos de los niños, entre estos la atención, por ejemplo, las artes marciales favorecen una mejora cognitiva que algunos ejercicios que no requieran estas habilidades cognitivas como correr en cinta o en bicicleta estática (Hobbiss & Lavie, 2023). Por lo que, la práctica de ejercicio físico va a ayudar al desarrollo de la atención como de otros procesos cognitivos, pero siempre, debemos estar pendientes sobre los gustos de nuestros niños y acercarlos a deportes que les genere satisfacción y motivación a ellos para practicarlos.
Los padres, juegan un papel importante y fundamental para el desarrollo de la atención, dado que estos son los encargados de brindarles un entorno enriquecedor que promueva el desarrollo de esta habilidad como de otras habilidades cognitivas. Entonces, ¿Qué consideraciones debemos tener en cuenta para el óptimo desarrollo de la atención en nuestros niños?, el poder brindarles a nuestros niños un entorno enriquecedor con juegos, actividades lúdicas, exploración del ambiente, juguetes, etc., que permitan que se desarrollen experiencias significativas con estos; el pasar tiempo con nuestros niños, conocerlos más, sus gustos, aficiones, hobbies, etc., que nos den una idea sobre qué cosas podemos hacer con ellos, qué actividades realizar que a ellos les genere interés y en la cual poder motivarlos a concentrarse, realizar actividades, etc., con estas temáticas; fomentar actividades físicas en familia en la cual se genere tanto interacción social en donde se fortalezcan los lazos familiares como también que este vaya desarrollando su atención y otros procesos cognitivos de la mano con estas actividades.
Con esto, observamos que la atención juega un papel muy importante en el desempeño académico de los niños como también en su desarrollo personal, siendo este, fundamental para el entorno escolar como con la interacción social. Vimos la atención como la capacidad de seleccionar información relevante mientras se ignoran distractores, y también como factores tanto internos como externos pueden afectar el desarrollo de esta habilidad y como existen factores del neurodesarrollo que pueden afectar el óptimo desarrollo como puede ser el TDAH. Si deseas conocer más sobre la atención en SIEPSI, tenemos los talleres DESAFIATE I, II y III que buscan el fortalecimiento de esta habilidad mediante diferentes juegos y actividades acordes a la etapa del desarrollo en la cual se encuentre el niño o niña, si quieres saber más sobre estos talleres, comunicate con nosotros y te brindaremos toda la información necesaria. En conclusión, el desarrollo de la atención en los niños es un proceso complejo que requiere comprensión, apoyo y estrategias adecuadas tanto por parte de los educadores como de los padres.
Referencias
American Psychiatric Association. (2013). Guía de consulta de los criterios de diagnóstico del DSM-5.
Cubero Venegas, C. M. (2006). Los trastornos de la atención con o sin hiperactividad: una mirada teórica desde lo pedagógico. Actualidades Investigativas En Educación, 6(1), 1-45.
Delgado, J. G., Saavedra, M. M., & Miranda, N. M. (2022). Actualización sobre neuroplasticidad cerebral. Revista Médica Sinergía/Revista Médica Sinergia, 7(6), e829. https://doi.org/10.31434/rms.v7i6.829
Hobbiss, M. H., & Lavie, N. (2024). Sustained selective attention in adolescence: Cognitive development and predictors of distractibility at school. Journal Of Experimental Child Psychology, 238, 105784. https://doi.org/10.1016/j.jecp.2023.105784
Li, K., Dong, G., & Gao, Q. (2023). Martial arts enhance working memory and attention in school-aged children: A functional near-infrared spectroscopy study. Journal Of Experimental Child Psychology, 235, 105725. https://doi.org/10.1016/j.jecp.2023.105725
Lizcano, L., Ruiz, D. J. G., González-Tórres, H. J., & Rozo, P. P. (2019). Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en niños escolarizados de 6 a 17 años. Pediatría Atención Primaria, 21(83), 4.
Londoño Ocampo, L. (2007). La atención: un proceso psicológico básico attention as a basic psychological process. Pensando Psicología. http://recursos.salonesvirtuales.com/assets/bloques/articulo-09-vol5-n8.pdf
Machado-Bagué, M., Márquez-Valdés, A. M., & Acosta-Bandomo, R. U. (2020). Consideraciones teóricas sobre la concentración de la atención en educandos. Educación y Desarrollo, 59, 75-82.
Ortiz, T. (2009). NEUROCIENCIA y EDUCACIÓN. Alianza Editorial.
Reindl, E., Völter, C. J., Campbell-May, J., Call, J., & Seed, A. M. (2022). Exploring the development of attentional set shifting in young children with a novel Intradimensional/Extradimensional shift task. Journal Of Experimental Child Psychology, 221, 105428. https://doi.org/10.1016/j.jecp.2022.105428
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