<strong>La posición del investigador ante aquello que estudia</strong>

La posición del investigador ante aquello que estudia

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Por: Cindy Vallejo

A lo largo de mi trayectoria universitaria, he tenido la oportunidad de llevar a cabo diversos trabajos académicos que abarcan tanto la investigación cuantitativa como la cualitativa. Estas experiencias me han llevado a plantearme si es realmente posible mantener una postura completamente neutral al investigar, o si nuestra perspectiva social y cultural influye en la interpretación de los datos. Además, me he cuestionado el papel que desempeña la autoconciencia crítica en el proceso de investigación cualitativa. Estas interrogantes cobran relevancia en el contexto científico, donde se tiende a abordar el tema desde una perspectiva positivista. Esta visión implica concebir la ciencia como algo neutral y objetivo, y como investigadores adoptamos dicha posición en el enfoque cuantitativo. Sin embargo, es fundamental explorar la posición del investigador frente a aquello que estudia desde diferentes perspectivas, a fin de obtener una comprensión más amplia y enriquecedora del fenómeno en estudio.

En este orden de ideas, empezamos esta recopilación con Jürgen Habermas. Este, en su obra “Conocimiento e interés”, argumenta que los intereses, la posición social y cultural del investigador influyen en la producción de conocimiento y en cómo se interpreta la realidad. En otras palabras, Habermas sostiene que la posición del investigador ante aquello que estudia depende de su perspectiva epistemológica y sus intereses sociales y políticos.

Según Habermas (1987), el investigador debe ser consciente de su posición social y de cómo influye en su interpretación de los datos y resultados de la investigación. En lugar de intentar ser neutral, el investigador debe reconocer sus intereses y perspectivas, y trabajar para minimizar cualquier influencia negativa que puedan tener sobre la investigación.

Profundizando un poco más en las corrientes epistemológicas mencionadas por Habermas, podemos encontrar el positivismo y el historicismo. En el positivismo, la investigación se basa en la observación empírica y la verificación de hipótesis mediante el método científico. Según Habermas, esta corriente considera al conocimiento como algo objetivo y neutral, y al investigador como alguien que no debería influir en el resultado final de la producción de conocimiento. Este paradigma se puede evidenciar, en investigaciones con enfoque cuantitativo.

Por otro lado, Habermas nos habla del historicismo y de dos de sus vertientes. En primer lugar, encontramos la perspectiva histórico-hermenéutica, en la cual se argumenta que la comprensión del conocimiento no se limita al acto de acumulación de hechos objetivos, sino que también implica la interpretación y la comprensión del sentido de los fenómenos y las experiencias humanas. La teoría del conocimiento debe ser reconstruida desde una perspectiva hermenéutica que tenga en cuenta el papel de la interpretación y la comprensión en la producción del conocimiento.

En segundo lugar, nos habla de la perspectiva histórico-crítica, en donde sostiene que la teoría del conocimiento debe ser reconstruida desde un enfoque crítico que tenga en cuenta las implicaciones políticas y sociales del conocimiento. La teoría del conocimiento debe ser capaz de cuestionar las ideologías y las estructuras de poder que influyen en la producción y difusión del conocimiento, y debe ser capaz de promover la emancipación y la liberación de las personas en la sociedad. En otras palabras, se busca la transformación de la realidad de aquellos que se estudian.

En conclusión, para Habermas una posición adecuada del investigador implica la reflexividad y la autoconciencia crítica de su papel en el proceso de investigación, lo que implica reconocer y reflexionar sobre los intereses que guían la investigación, así como sobre las posibles limitaciones y prejuicios que puedan influir en la interpretación de los datos y resultados. De este modo, el investigador puede trabajar para producir un conocimiento más crítico y riguroso, que tenga en cuenta tanto su perspectiva como la de los participantes en el estudio.

En el ámbito de la investigación cualitativa, la posición del investigador adquiere una relevancia significativa, ya que se reconoce que su experiencia personal influye en el desarrollo de la investigación y en la interpretación de los datos recopilados. Por tanto, resulta fundamental que el investigador sea consciente de su posición en el estudio y de cómo esto puede afectar tanto los datos obtenidos como su posterior análisis e interpretación.

La posición del investigador en la ruta cualitativa se refiere a la perspectiva del investigador, influenciada por su lugar de enunciación, en relación con los participantes y el objeto de estudio. Esta puede ser descrita como un continuo que va desde una perspectiva más objetiva y distanciada, hasta una perspectiva más subjetiva y comprometida.

¿Pero qué significa eso del lugar de enunciación? Esta es otra perspectiva desde la cual se comprende la posición del investigador ante aquello que estudia desde la ruta cualitativa y se refiere a cómo la experiencia del investigador, incluyendo su género, raza, etnia, orientación sexual, estatus socioeconómico y otros factores socioculturales, influye en su perspectiva y en la forma como interpreta los datos y los resultados de la investigación (Charmaz, 2014; Smith, 2015).

Dentro de esta perspectiva, la reflexividad y la autoconciencia son fundamentales para garantizar una investigación rigurosa y justa, y para minimizar la posibilidad de “sesgos” o prejuicios en la interpretación de los datos (Charmaz, 2014; Smith, 2015). Por lo tanto, el lugar de enunciación es un aspecto importante en la ruta cualitativa, ya que ayuda al investigador a reconocer su perspectiva y a trabajar para minimizar cualquier influencia negativa que pueda tener sobre la investigación. Al hacerlo, se busca obtener una comprensión más precisa y completa de la experiencia humana que se está investigando (Finlay, 2014; Holstein y Gubrium, 2015).

Por un lado, cabe mencionar que algunos investigadores buscan mantener una perspectiva objetiva y distanciada de los participantes y el objeto de estudio, y se esfuerzan por minimizar su influencia en la recopilación y análisis de datos. Por otro lado, hay quienes pueden adoptar una perspectiva más subjetiva y comprometida, y reconocer su influencia en la investigación y la interpretación de los datos.

En cualquier caso, la posición del investigador desempeña un papel fundamental para asegurar la honestidad académica en la investigación. Al adoptar una postura clara y transparente hacia el objeto de estudio, se fomenta la integridad intelectual y se previenen posibles sesgos o influencias personales que puedan distorsionar los resultados.

Además, la posición del investigador como mecanismo de honestidad académica implica reconocer y ser consciente de nuestras propias perspectivas, creencias y valores. Todos tenemos preconcepciones y suposiciones que pueden influir en cómo vemos y comprendemos el mundo. Al ser conscientes de estas influencias, podemos tomar medidas para minimizar su impacto en la investigación y mantener un enfoque imparcial. Esto implica reflexionar sobre nuestras propias posiciones y estar dispuestos a cuestionarlas en aras de obtener resultados más transparentes y rigurosos. En definitiva, al reconocer y abordar activamente nuestra posición como investigadores, promovemos la honestidad académica y contribuimos a la construcción de conocimiento confiable y sólido.

Ya para concluir, es importante comentar que la posición del investigador en relación con aquello que estudia puede tener varias consecuencias tanto para los participantes o sujetos como para los investigadores. Algunas de ellas son las siguientes:

  • La posición del investigador puede afectar la validez de los resultados de la investigación. Si el investigador adopta una posición demasiado distanciada, es posible que pierda información relevante o no tenga en cuenta la perspectiva de los participantes. Por otro lado, si el investigador se involucra demasiado, puede influir en los resultados y distorsionar la realidad de los participantes.
  • La posición del investigador también puede afectar la relación entre el investigador y los participantes. Si el investigador adopta una posición demasiado distanciada, puede parecer frío e insensible a las necesidades de los participantes. Si, por otro lado, el investigador se involucra demasiado, puede crear una relación de dependencia o influir en las decisiones de los participantes.
  • La posición del investigador puede afectar la credibilidad y la objetividad de la investigación. Si el investigador adopta una posición demasiado distanciada, puede transmitir falta de empatía o insensibilidad a las necesidades de los participantes, lo que podría ocasionar una menor colaboración de los mismos y minar la profundidad en el tratamiento del fenómeno abordado. Si, por otro lado, el investigador se involucra demasiado, podría incurrir en una falta de objetividad o influir en los resultados, lo que podría afectar la credibilidad de los hallazgos.

Finalmente, la manifestación pública del lugar de enunciación del investigador se convierte en una herramienta epistemológica y discursiva fundamental para moderar los efectos de su posición ante el objeto de estudio. Al hacerlo, el investigador involucra sus compromisos éticos, políticos y estéticos, lo que permite una confrontación sincera con el proceso de investigación. A través de esta revelación, se brinda al lector la posibilidad de ejercer un control sobre la credibilidad y verificabilidad de la información y las interpretaciones derivadas del trabajo de campo y el análisis realizado por el investigador. De esta manera, se establece un potencial para una relación más transparente y confiable entre el investigador y el lector, lo que fortalece la validez y la confiabilidad del estudio.

Referencias

Charmaz, K. (2014). Constructing grounded theory (2 ed.). Sage Publications.

Finlay, L. (2014). Debating phenomenological research methods. Phenomenology & Practice, 8(1), 6-25. https://doi.org/10.29173/phpr14002Habermas, J. (1987). Conocimiento e interés. Taurus Ediciones.

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