¿Para qué sirve la metacognición?

¿Para qué sirve la metacognición?

Por: Daniela Suarez
Integrante SIEPSI

Si usted dio click a este blog a raíz de la pregunta en el título significa que seguramente ha oído hablar o sabe algo acerca de la metacognición. Como bien sabemos, la metacognición es la acción de un sujeto de pensar sobre su proceso de pensamiento, para saber más lo invito a leer el siguiente Blog. Sin embargo, quizá usted se pregunte ¿Y para qué me sirve eso? o ¿Qué implicaciones tiene en mi vida diaria?  Es por ello que, a continuación, se exponen los alcances de la metacognición en la vida académica y su relación con la experticia en un área. 

Para comenzar, recordemos las dos (2) características centrales de la metacognición: en primer lugar, se concibe como el conocimiento que cada individuo tiene respecto a su conocimiento y su manera de aprender (metaconocimiento). En segundo lugar, se encuentra el proceso de control (metacontrol), el cual hace referencia a la capacidad que tiene cada sujeto de extraer sus conocimientos y ponerlos en práctica en una situación determinada, guiar su conducta a un fin específico y evaluar su desempeño. Para aprender más sobre estas cualidades puede dirigirse a estas dos entradas las cuales introducen a los conceptos: ¿Qué es Metacognición? y un cerebro que se mira a sí mismo.

Ahora bien, cada vez más se hace evidente la necesidad de que la educación fomente habilidades de pensamiento en el estudiantado más allá de la sola acumulación de conocimiento (Tesouro, 2005, p136). Dicha necesidad cobra aún más relevancia con la llegada de las TIC, las cuales permiten tener acceso a mucha información tan sólo con un click. Lo que ha propiciado, una dinámica en la que solo reproducen conocimientos pero no se mantienen durante mucho tiempo o no se aplican a diferentes problemas. 

En la escuela, educar implica transformar al individuo e instruirle en los conceptos y valores de su sociedad, con el fin de capacitarlo para vivir de manera óptima (Gimeno et al., 1999 tomado de Tesouro, 2005, p139). Es por esto que, el docente debe promover el esfuerzo por parte del estudiante para construir esquemas que faciliten el aprendizaje con significado como lo plantea Ausubel. 

La psicología cognitiva ha desarrollado investigaciones en las que se busca explorar cuáles son las cualidades necesarias para un adecuado aprendizaje escolar. Un asunto de interés alrededor de estos estudios son los hallazgos acerca de la experticia. Estas investigaciones se han centrado en responder a la pregunta ¿Qué diferencia a un experto de un novato?, y más allá del bagaje de conocimiento esperable, según Montse Tesouro (2005) se han encontrado algunas características importantes tales como:    

1. Flexibilidad en la aplicación del conocimiento. Este último suele estar bien organizado, es específico de un campo, y comprende conceptos, reglas, principios, fórmulas y algoritmos.

2. Métodos heurísticos, es decir, estrategias de investigación sistemática para el análisis y la transformación del problema. Por ejemplo, analizar cuidadosamente un problema, explicando qué es lo que se conoce y lo que se desconoce, subdividir el problema en submetas, visualizar el problema utilizando un diagrama o un dibujo, etc.

3. Habilidades metacognitivas que incluyen, por una parte, el conocimiento relativo al funcionamiento cognitivo propio y, por otra, actividades que se relacionan con el autocontrol y la regulación de los propios procesos cognitivos, como por ejemplo, planificar un proceso de resolución y reflexionar sobre las actividades de aprendizaje y de pensamiento propias. 

4. Estrategias de aprendizaje, es decir, las actividades que desarrolla el estudiante durante el aprendizaje con la finalidad de adquirir cualquiera de los tres tipos de habilidades anteriores .

Por su parte Kagan y Lang (1978) comparten la idea que los expertos y los novatos no se diferencian en la cantidad de conocimientos, sino en  la capacidad de ponerlos en contexto de forma eficiente; esto se debe a que el experto según Nickerson (1984), tiene más desarrolladas las habilidades metacognitivas. Por ejemplo, los expertos planifican de manera más efectiva, tienen una mayor supervisión en su accionar y conocen a mayor profundidad sus propias capacidades y limitaciones a la hora de solucionar un problema en comparación de los novatos. 

Por otra parte, es necesario entender que la metacognición tiene impacto en varias esferas de la vida de una persona, por ejemplo en las emociones. Según el modelo de Nelson (1992,1996) existen dos niveles de funcionamiento metacognitivo, los cuales se pueden contrastar para comprender el funcionamiento de las emociones. El primero se conoce como nivel meta, el cual, guiado por la introspección, trabaja evaluando la situación presente y enviando órdenes de cambio a dicha realidad. En segundo lugar se encuentra el nivel objetos, el cual incluye las acciones o las conductas del individuo y describe el estado externo de la situación presente (Cardelle Elawar & Acedo Lizárraga, 2006, p113). Por ejemplo, recuerde la última vez que recibió una nota buena (nivel objetos) y comenzó a experimentar una emoción de alegría o satisfacción enorme (nivel metacognitivo). 

Ahora bien ¿Cómo se comunican el nivel metacognitivo y el nivel objetos? pues esto es gracias a dos componentes. El primero se conoce como monitorización que permiten una comunicación fluida entre el nivel metacognitivo y el nivel objetos. Por otra parte, se encuentra el componente de control que permite ejercer cambios en la conducta a nivel del objeto dependiendo de la interpretación que se da en el nivel metacognitivo. Estos procesos son fundamentales para ser consciente de sus estados afectivos, y los puede usar como herramienta para resolver problemas, ser más creativo y adaptarse de forma más eficiente ante demandas sociales.

Pese a que aún falta mucho por conocer con respecto a la regulación emocional, se ha percibido la importancia de las estrategias metacognitivas para el desarrollo de la inteligencia emocional, la cual debe ser construida en compañía de diferentes esferas sociales de los estudiantes como por ejemplo la familia y el colegio. 

En conclusión, si bien la metacognición puede ser vista principalmente en espacios educativos como base para generar habilidades en los aprendices, tales como autorregulación frente al aprendizaje, la capacidad de reconocer sus pensamientos, ejecutar planes de acción, corregir y evaluar sus estrategias. También debe ser vista de una forma más general, entendiendo que al desarrollarla, una persona será capaz de optimizar la ejecución de actividades en cualquier problema al que se enfrente. Como por ejemplo la regulación de las emociones y la conducta de las personas, quienes, a través, de estos procesos alcanzan mejores ejecuciones, son más críticas con su propia actuación y utilizan la mente y el corazón de forma más inteligente (Cardelle, 2006, p120). De igual forma, como han sugerido los autores anteriormente citados, el desarrollo específico y adecuado de las habilidades metacognitivas representa una diferencia entre un novato y un experto en determinada área, es por esta razón, que es de vital importancia aprender y ejecutar las estrategias metacognitivas .

BIBLIOGRAFÍA

Cardelle Elawar, M., & Acedo Lizárraga, L. S. (2006). LA METACOGNICIÓN APLICADA A LA EMOCIÓN. Psicología Educativa, 12(2), 107-121. https://journals.copmadrid.org/psed/art/6ba3af5d7b2790e73f0de32e5c8c1798

Tesouro, M. (2005). La metacognición en la escuela: la importancia de enseñar a pensar. EDUCAR, 35, 135-144. https://www.redalyc.org/pdf/3421/342130824013.pdf

Gonzales, F. E. (s.f.). Acerca de la metacognición . Universidad Pedagógica Experimental Libertador , 109-132

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