PREGÚNTESE Y EVALÚESE

PREGÚNTESE Y EVALÚESE

 

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Por Alejandro Roncancio
Miembro SIEPSI.

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Con el descubrimiento de la metacognición y sus aplicaciones en los procesos de aprendizaje, cada vez se desarrollan técnicas nuevas que la involucran, algunas de ellas tal vez se han usado desde muchísimos años atrás pero sus grandes implicaciones en el aprendizaje se están descubriendo gracias a investigaciones recientes. A continuación, nos centraremos en dos de las técnicas más conocidas:  preguntarse  y autoevaluarse.

La técnica de preguntarse, como su nombre lo indica, es realizarse una serie de cuestionamientos para crear mayor conciencia del proceso de aprendizaje. Lo cual permite identificar aspectos motivacionales, reconocer cuando se ha perdido la atención y volver a la tarea, relacionar contenidos previos y percatarse de si se está teniendo un aprendizaje significativo o si por el contrario los esfuerzos están siendo en vano (Fajar, et al, 2021). Así, esta técnica favorece tanto al desarrollo del metaconocimiento como al metacontrol, es decir, nos permite monitorizar lo que ya sabemos y el proceso de cómo aprendemos.

La investigación ha logrado mostrar que quienes aplican esta técnica no sólo aprenden más, sino que logran mantener el conocimiento por más tiempo (Oakley and Schewe, 2020). A su vez, se ha puesto a prueba en diversas edades (niños y adultos) y en distintas áreas, tales como leer (Daniel and Willians, 2019), aprender un idioma  o estudiar matemáticas y física (Monthe et al.2020) . En todas ellas, esta técnica ha mostrado gran efectividad.

Pero ¿Qué tipo de preguntas debe hacerse? ¿En qué momento debe hacerlas? Antes de iniciar una jornada de estudio, puede tener este diálogo interno y realizar algunas preguntas como: ¿Qué sé sobre este tema? ¿He hecho esta tarea antes? ¿Qué estrategias funcionaron la última vez?. Algunos consideran importante preguntarse elementos afectivos ¿Qué tipo de emoción me provocan estas temáticas?. También es aconsejable realizarse preguntas sobre el material de estudio ¿Cómo está estructurado el texto? ¿Tengo los materiales necesarios? (Cambridge Assessment, 2021).

Una vez empezadas las actividades de aprendizaje, puede preguntarse en distintos momentos, ¿Qué estoy entendiendo? ¿Cuáles fueron las definiciones más importantes de la última página que leí? ¿Necesito un descanso? ¿Debería cambiar mi lugar de estudio?. Es importante aclarar que no existe una única guía de las preguntas a realizarse, estas variarán según las temáticas y la personalidad del aprendiz y el contexto que le rodea,  al fin y al cabo, el diálogo es consigo mismo y ocurre en un determinado momento. 

Finalizado el momento de estudio, una pregunta valiosa que se podría realizar es ¿Aprendí lo que acabo de estudiar? Esta simple pregunta, nos lleva a la segunda técnica, la autoevaluación. Pero antes de pasar a ella, que tal si aplicas la técnica de preguntarse con esto que  acabas de leer  y con lo queda de texto. Piensa además, en qué otras cosas que estás aprendiendo o deseas aprender lo puedes aplicar.

Continuando con la pregunta ¿Aprendí lo que acabo de estudiar?.  Pues bien,una forma de saberlo es realizando una autoevaluación. Es interesante como las evaluaciones teniendo tan mala acogida entre los estudiantes en general sea a su vez una herramienta metacognitiva tan poderosa.

Una primera razón por la que esta técnica tiene tanto valor, es que protege de los autoengaños. Muchas veces se cree saber algo y tener confianza en hacerlo pero llegado el momento de demostrarlo nos damos cuenta que realmente no lo sabemos; por eso la mucha confianza puede llevar a los estudiantes a malos resultados (Molenberghs, 2016). Reconocer nuestro verdadero conocimiento puede llevarnos a replantear nuestro proceso  y mejorar nuestro aprendizaje.

Una segunda razón, y que la investigación científica ha venido descubriendo, es lo que se denomina el “Efecto examen”, el cual hace referencia a que quienes se exponen a un examen posterior a una jornada de estudio, mejoran la capacidad de aprendizaje de una temática a largo plazo en comparación con aquellos que solo realizan un estudio pasivo como la relectura (Rummer et al, 2019). Es importante aclarar que, el efecto examen no solo se da con test formales realizados por un profesor, sino también con minipruebas que nos podemos colocar nosotros mismos. Por ejemplo, cuando se lee un concepto nuevo, una vez terminado el tiempo de estudio, se puede tratar de recordar ese concepto y su significado. También, se puede aplicar intentando resolver los problemas de matemáticas sin revisar los apuntes o las respuestas durante el proceso o explicando un tema a un amigo.

La autoevaluación se ha puesto a prueba frente a otras técnicas de estudio como el tomar apuntes, subrayar textos, releer escritos, escuchar grabaciones y repetir lo leído, y ha mostrado resultar en un mejor aprendizaje y por mayor tiempo (Adesope et al. 2017). 

A pesar de su utilidad, esta técnica metacognitiva es de difícil aplicación en los contextos de aprendizaje autónomo, no sólo porque nos lleva a exigirnos más, puesto que nos saca de nuestra zona de confort, sino porque darse cuenta que no se aprende a pesar de los esfuerzos puede ser difícil en algunas ocasiones. Lo anterior no debe llevar  a la frustración, por el contrario, es el medio para darnos cuenta en qué elementos debemos cambiar o mejorar para impulsar un mayor desempeño. 

No quisiera dejar pasar la oportunidad, sin invitar al lector a replantearse la forma en cómo piensa los exámenes. Seamos estudiantes o maestros, debemos concebir las pruebas como una herramienta de aprendizaje y un medio de desarrollo, y no como la sola medición del conocimiento.

No olvide para el siguiente tema que desee aprender realizarse las preguntas pertinentes, antes, durante, y después del estudio formal. Y por qué no, realícese un examen para asegurarse que las ideas han sido comprendidas. ¿Qué tal si intenta aplicar esto ahora mismo minimizando esta página e intentando recordar todo lo que aprendió de estas técnicas metacognitivas?

Referencias

Adesope, O; Trevisan, D; Sundararajan, N. (2017).  Rethinking the use of test: a metanalysis of practice testing. Review of educational Research. 87(03). Pp. 659-701. DOI: 10.3102/0034654316689306

Cambridge Assessment, (2021). What is metacognitions?.  Recuperado de: https://cambridge-community.org.uk/professional-development/gswmeta/index.html#group-Metacognition-in-practice-Qsl4h9iv5T

Daniel, J; Williams, K. (2019). Self-questioning Strategy for Struggling Readers: a Synthesis. Remedial and Special Educations. DOI: 10.1177/0741932519880338 rase.sagepub.com

Fajar A; Mustaji; Bachtiar, B. (2021). Metacognitive strategy and science problem-solving abilities in elementary school students. International Journal of social science and human reach, 4 (09), (pp. 2571-2574). DOI: 10.47191/ijsshr/v4-i9-42, Impact factor-5.586.

Molenberghs, P; Trautwein,F;  Böckler,A; Singer, T; Kanske, P. (2016). Social Cognitive an Affective Neurocience. Pp (1942-1952). doi: 10.1093/scan/nsw093.

Monther Bsharh Al-Swelmyeen, Mohammad Abed Sakarneh & Ghadeer Pernec Al zaben (2020). The Effectiveness of Self- Questioning Strategy in Developing Independent Thinking in teaching Physics. Cypriot Journal of Educational Science. 15(3), 502 – 510. DOI: 10.18844/cjes.v%vi%i.4918

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