<strong>¿Cómo llevar a cabo la Investigación Acción Participativa (IAP)?</strong>

¿Cómo llevar a cabo la Investigación Acción Participativa (IAP)?

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Por: Ana María Angarita Hurtado

Con frecuencia, las investigaciones siguen enfoques tradicionales donde la planificación, recolección de datos y análisis están centralizados en los investigadores, cuyo papel está claramente diferenciado de la población de estudio, la cual provee la información en subordinación a los objetivos del investigador. Puede que lo anterior resulte útil en ciertos ámbitos y con ciertas finalidades, sin embargo, existe un enfoque participativo que tiene como eje central el involucramiento protagónico de la comunidad en el proceso investigativo, con fines de transformación de cuestiones formuladas por la población misma, dicho enfoque se llama Investigación Acción Participativa (IAP).

La IAP puede definirse como un modelo de investigación para la generación de conocimiento colectivo, articulando el saber científico y popular. Esta tiene siempre como objetivo la acción transformadora como forma de cambio social y la participación de la comunidad involucrada, en diálogo constante con quienes intervienen (Montenegro, 2014). 

Siguiendo a Montenegro (2014), de acuerdo con la tradición de Fals Borda, autor imprescindible en la historia de la IAP, existen algunos principios fundamentales de la metodología que permiten comprenderla mejor. Para empezar, los miembros de una comunidad son los principales actores de los procesos que los afectan, por lo cual se les debe empoderar y los resultados les deben ser devueltos sistemáticamente (Montenegro, 2014). Por lo anterior, las relaciones entre los actores son horizontales, rompiendo la relación asimétrica tradicional entre el científico social y la población, y propiciando el protagonismo de la comunidad bajo una postura mediadora del investigador.

El segundo punto clave es la transformación de las condiciones de vida de la comunidad, a la vez que se construye un compromiso político con el cambio social, lo que constituye el objetivo de una IAP. Por esto, se integra la teoría con la práctica en un constante ciclo de reflexión-acción a partir del cual se construye conocimiento científico y se trabaja por objetivos colectivos, reconociendo el carácter político e ideológico de la actividad investigativa (Montenegro, 2014).

Teniendo en cuenta estos fundamentos de la IAP, a continuación se presentan las fases generales de investigación propuestas por Frances et al. (2015) y Montenegro (2014), las cuales se desarrollan de manera cíclica y no direccional, y junto con las técnicas metodológicas comunes, sirven como guía para la acción.

Ciclo general de reflexión-acción durante una IAP. Fuente: elaboración propia.

Fase de negociación de la demanda

En esta fase se logra una primera aproximación para delimitar el planteamiento, los investigadores se presentan ante la comunidad y se difunde el proyecto; además, se configura el Grupo de Investigación Acción Participativa (GIAP), conformado por miembros de la población e investigadores. Desde un inicio, se recoge información exploratoria para desvelar el contexto social y, a través del diálogo con los actores sociales, se negocian las necesidades para plantear temas y objetivos iniciales, dando como resultado el diseño del proyecto de IAP (Francés et al., 2015).

Ahora bien, para la elaboración de los objetivos entre los actores implicados, se plantean algunas técnicas útiles. Primero, los grupos focales consisten en dinámicas conversacionales en donde se da una conceptualización colectiva y se alcanzan consensos sobre las demandas de la población; su objetivo es conocer las opiniones, actitudes, experiencias y expectativas de los participantes en torno al tema de interés. En segundo lugar, el sociograma se centra en identificar los vínculos sociales entre los actores del grupo participante o de la problemática de interés, la cualidad de dichas relaciones y cómo los afectan. El resultado es una representación gráfica de la red relacional del grupo, construida por los mismos participantes (Francés et al., 2015).

En tercer lugar, el mapa cognitivo permite contemplar la dimensión espacial y territorial de los procesos sociales, lo cual es fundamental para conocer la concepción subjetiva del territorio por parte de los actores, así como la manera en que utilizan los espacios. Con ello, se pueden analizar rutas, recorridos, espacios infrautilizados, relaciones espacio-temporales y diferencias intergrupales, todo lo cual servirá para proyectar acciones. Por último, la imprescindible observación participante intenta captar los aspectos más significativos del tema a investigar, las prácticas de la comunidad e incluso, el sentido subjetivo de algunos comportamientos. Con esta técnica, el investigador recopila la información a través del diario de campo, el cuaderno de notas o diagramas de escenario (Francés et al. 2015).

Fase de autodiagnóstico

Después de delimitar la problemática en la fase anterior, se comienza a recopilar información necesaria acerca de los temas demandados, se busca sistematizar las subjetividades de los actores y articular la pluralidad de voces distintas para relacionarlas con acciones transformadoras. Paralelo a ello, se analiza e interpreta la información para obtener un significado más amplio y relacionarla con los intereses de la población. El resultado es un diagnóstico y las primeras propuestas de acción, lo cual debe ser retroalimentado constantemente por los participantes de la comunidad (Francés et al. 2015; Montenegro, 2014). 

En esta etapa se utiliza una amplia serie de técnicas con potencial reflexivo, explicativo y estratégico para la diagnosis y el planteamiento de líneas de acción. Por un lado, la entrevista es una técnica conversacional que permite conocer las posturas frente a temas determinados; para esta fase es recomendable llevar a cabo entrevistas semiestructuradas, o también, pueden conformarse grupos de discusión, una técnica grupal en donde se debate sobre un tema específico (Francés et al., 2015). Para continuar, los métodos biográficos se centran en describir el proceso vital de una persona o grupo social, con lo que se busca recoger narraciones de la vida de los sujetos a través de varias entrevistas y documentos adicionales (Francés et al., 2015). Una técnica menos tradicional es el photovoice, en el cual los sujetos crean y debaten en torno a imágenes, lo que permite catalizar la reflexión colectiva y el diálogo; su utilidad en esta fase es hacer visibles las condiciones de la comunidad y propiciar la reflexión (Francés et al., 2015).

Adicionalmente, el método DAFO permite realizar un diagnóstico orientado a estrategias futuras a partir de la situación presente; al aplicar el DAFO se obtienen las debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades del contexto y los actores sociales involucrados en la problemática (Francés et al., 2015). Por otro lado, la encuesta participativa refleja el protagonismo de la comunidad al permitir que sea esta la que plantee los contenidos del cuestionario de diagnóstico y la manera de interpretar los resultados. Con el diligenciamiento de la encuesta se espera la reflexión colectiva y el amplio involucramiento de la comunidad en el diagnóstico, y con su interpretación pueden surgir nuevas preguntas y rutas de acción (Francés et al. 2015). Finalmente, cabe resaltar el mecanismo de jurado ciudadano: un espacio de deliberación en el que se elaboran informes políticos para mejorar el proceso de toma de decisiones estratégicas y la priorización de políticas públicas (Francés et al., 2015).

Fase de programación e implementación de acciones

A partir de toda la información previamente recogida se diseña un programa de acción; primero, se toman del diagnóstico las necesidades y problemas de mayor importancia para la comunidad que sea factible transformar, una vez elegidos los propósitos, se programan acciones para alcanzarlos (Montenegro, 2014). Para ello, se realizan talleres de negociación y decisión, se desarrollan propuestas de acción ciudadana, se realiza una constante evaluación y se fomenta la autogestión, que es el objetivo de toda IAP, es decir, que la comunidad satisfaga autónomamente las necesidades sentidas (Francés et al., 2015).

Las técnicas comunes en esta fase se caracterizan por su potencial pragmático: lo que buscan es trazar un plan estratégico para la transformación, llevarlo a cabo y evaluarlo (Francés et al., 2015). En primer lugar, realizar un árbol de problemas y soluciones permite expresar gráficamente las problemáticas y las posibles vías de solución, encadenadas causalmente (Francés et al., 2015). En segundo lugar, en el flujograma situacional se genera una matriz bidimensional que interrelaciona los elementos de la problemática con actores sociales implicados, de esta manera se determina la capacidad de acción de cada agente frente a diferentes cuestiones y se van creando cadenas explicativas de causa-efecto, para posteriormente establecer propuestas de acción (Francés et al., 2015). Por último, los talleres del futuro son una técnica muy interesante para visualizar futuros deseables y elaborar propuestas de cambio para lograr la evolución esperada, así como considerar escenarios indeseables y plantear soluciones (Francés et al., 2015).

Síntesis de las fases y técnicas de la IAP. Fuente: elaboración propia.

Como pudo observarse, la IAP es un tema muy amplio y complejo, este blog se limita a exponer los fundamentos centrales de esta metodología, así como describir sus fases generales con las respectivas técnicas. Por lo tanto, sirve de abrebocas para conocer este modo de hacer ciencia social y se recomienda al lector consultar más a fondo las técnicas que le despierten interés, así como información complementaria. Se pretende resaltar que esta metodología de la vía cualitativa puede resultar de gran utilidad en intervenciones que busquen promover el desarrollo y el empoderamiento sociopolítico de las comunidades y grupos de diversa índole. Además, supone un interesante rompimiento con paradigmas tradicionales de las ciencias sociales, fomentando el reconocimiento del saber popular para fines teóricos y prácticos.

Referencias

Francés, F., Alaminos, A., Penalva, C. y Santacreu, O. (2015). La investigación participativa: Métodos y Técnicas. Pydlos.Montenegro, M. (2014). La investigación acción participativa. En L. Cantera, J. Herrero, M. Montenegro, G. Musitu, M. Montero e I. Serrano, Psicología comunitaria y bienestar social. Universitat Oberta de Catalunya. http://hdl.handle.net/10609/78705

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