Aprendizaje a través del juego
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Por: Ingrith Milena Uribe Barreto
Psicóloga e integrante SIEPSI
Universidad Nacional de Colombia
El proceso de formación de los niños es un asunto que llama la atención de muchas personas, especialmente de los padres, quienes se preocupan porque sus hijos aprendan lo que necesitan y puedan tener un brillante futuro cuando crezcan. Este deseo puede llevar a los padres a considerar que la calidad de la educación puede ser evaluada según el número de horas en las que se ven ciertas materias, como matemáticas o lenguaje, dentro de un plan de estudios, pues se considera que se está dando al niño las herramientas necesarias para mejorar su desempeño académico.
En este imaginario, las distracciones, como el hecho de jugar, no suelen ser bien vistas dado que de cierta forma se está “desperdiciando el tiempo” en vez de dedicarse a otros asuntos “más productivos” como el estudio. De hecho, cuando los niños desarrollan sus actividades escolares en casa puede encontrarse que la forma para motivarlos a terminarlas es recompensándolos con unos minutos de juego. Pero ¿Qué pasa si en lugar de utilizar el juego como una recompensa, se utiliza como un medio para aprender?
Tras varios años de investigaciones, se ha encontrado que el juego es clave para el desarrollo cognitivo de los niños (Bruner, 1972; Montesori, 1967; Piaget, 1962; Vygotsky, 1978). De hecho, se ha encontrado que las especies animales en las que se encuentra un periodo de juego prolongado de varios meses o años son especies altamente inteligentes y caracterizadas por vivir en sociedad (Andersen et al., 2022). En el caso de los humanos, el juego se manifiesta durante los primeros doce años aproximadamente (Piaget,1962; Nicolopoulou, 1993), tiempo en el que se desarrollan las principales habilidades intelectuales y sociales necesarias para vivir en los contextos en los que se encuentran (Treasure, 2018).
Aunque existe una constante interacción con el ambiente desde el nacimiento, solo se considera como juego cuando los niños adoptan un papel activo, son agentes de sus propias decisiones y controlan sus experiencias constituyendo una actividad que es provechosa, divertida, activa, iterativa y social, que fundamenta el bienestar físico y psicológico de los niños (UNICEF, 2018). La naturaleza exploradora y automotivada de los niños fue la que llevó a muchos teóricos importantes a considerar el juego como el centro del aprendizaje en los primeros años de vida, como es el caso de Piaget y Vygotsky. Pero más allá de ser “acciones poco deliberadas”, el juego en los primeros años de vida hace parte del proceso de adaptación de los humanos al contexto en el que habitan y en el cual se desarrolla la mayor parte del procesamiento cognitivo (Bruner, 1972).
De acuerdo con el Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard, se estima que los primeros diez años de vida son cruciales para el desarrollo de las vías sensoriales, el lenguaje y las funciones cognitivas superiores. La razón principal de este hecho se debe a que en los primeros años se forman más de un millón de conexiones neuronales cada segundo (Center on the Developing Child, 2007) para facilitar el desarrollo y adquisición de procesos psicológicos para la adaptación del contexto. Este proceso inicia principalmente por el desarrollo de las vías sensoriales que permiten la recepción y transducción de la información para ser luego comprendida e interpretada gracias a la adquisición del lenguaje, el segundo hito más relevante del desarrollo neuronal.
Debido a un proceso biológico de poda neuronal, no es posible mantener el ritmo de formación de conexiones neuronales, por lo que se eliminan aquellas conexiones que no se usan y se fortalecen aquellas que ya han sido consolidadas. El orden en que se establecen y podan las conexiones se basa en la generación de circuitos cerebrales más complejos de acuerdo con la constitución de circuitos anteriores más simples (Center on the Developing Child, 2007) de modo que no es posible tener un circuito complejo si no hubo previamente un circuito simple que lo respaldara, caso que puede verse en los tres hitos principales del desarrollo humano. Si no se tiene desde los primeros días de vida una estimulación adecuada para la constitución de los circuitos neuronales de las vías sensoriales, difícilmente se constituirán las redes del lenguaje y mucho menos las redes de las funciones cognitivas superiores (artículo recomendado Estimulación temprana, ¿sabemos realmente en qué consiste?). De aquí que varias iniciativas políticas y sociales hayan centrado sus esfuerzos en los primeros años de vida y en el trabajo que se hace con las comunidades y las familias de los niños y niñas.
En este sentido, y volviendo a la naturaleza del juego en los primeros años de vida, es fundamental reconocer la importancia de estas actividades automotivadas de los niños y niñas para que sean respetados los momentos en que se dan y puedan desde casa y los colegios potencializarse y ayudar al proceso de formación de redes neuronales a través del aprendizaje y la diversión. Para lograr que se obtengan mejores resultados en el proceso del desarrollo cerebral y cognitivo es importante identificar en qué edad o etapa se encuentra cada niño para facilitar la planificación de actividades. Por lo tanto, para el caso de las edades entre 0 y 3 años, es posible la presentación de distintos juguetes, materiales y experiencias sensoriales acompañadas de los padres y cuidadores que coadyuven a los niños en el desarrollo de las vías sensoriales a la vez que se integra la formación de vínculos emocionales, la vida en sociedad y la integración gradual del lenguaje en los niños y niñas. Luego, conforme se avance de edad y etapas es posible la participación de otros niños en el juego en el que pueden hacer juegos de roles llenos de mucha imaginación y cooperación, de modo que se puede guiar a los niños a pensar eventos y situaciones desafiantes para desarrollar sus habilidades lingüísticas y la introducción a la funciones cognitivas superiores, llenas de retos y múltiples formas de realidad, los mundos simbólicos.
Para conocer a más detalle distintos tipos de actividades o juegos para hacer con los niños y niñas en casa o en la escuela puede consultarse el manual de actividades propuestas por la UNICEF (2018) y algunas de nuestras entradas disponibles como “El efecto del cuidador en el aprendizaje” y “¿Cómo utilizar adecuadamente la tecnología con los más pequeños?”.
Referencias
Andersen, M. M., Kiverstein, J., Miller, M. y Roepstorff, A. (2022). Play in Predictive Minds: A Cognitive Theory of Play. Psychological Review. Advance online publication. http://dx.doi.org/10.1037/rev0000369
Bruner, J.S. (1972). Nature and uses of immaturity. American Psychologist, 27(8), 687–708
Center on the Developing Child (2007). The Science of Early Childhood Development (InBrief). www.developingchild.harvard.edu.
Montessori, M. (1967). The absorbent mind.Holt, Rinehart & Winston. https://gseuphsdlibrary.files.wordpress.com/2013/06/the-absorbent-mind-montessori.pdf
Nicolopoulou, A. (1993). Play, Cognitive Development, and the social world: Piaget, Vygostky, and Beyond. Human Development, (36) 1-23.
Piaget, J. (1962). Play, dreams, and imitation in childhood. Norton. https://web.media.mit.edu/~ascii/papers/piaget_1952.pdf
Tracy Treasure, T. (2018). What is Play?. En Learning Through Play Creating a Play-Based Approach within Early Childhood Contexts. Oxford University Press. Recuperado en: https://www.oup.com.au/media/documents/higher-education/he-samples-pages/he-teacher-ed-landing-page-sample-chapters/ROBINSON_9780190304829_SC.pdf
UNICEF, (2018). Aprendizaje a través del juego: Reforzar el aprendizaje a través de juego en los programas de educación en la primera infancia. https://www.unicef.org/sites/default/files/2019-01/UNICEF-Lego-Foundation-Aprendizaje-a-traves-del-juego.pdf
Vygotsky, L. (1978). Mind in society: The development of higher psychological processes. Harvard University Press. https://www.unilibre.edu.co/bogota/pdfs/2016/mc16.pdf
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